Recientemente he notado que el token PIPPIN ha experimentado un fenómeno extremo en la tasa de financiación, algo bastante interesante desde el punto de vista de los datos.

Veamos primero las cifras clave: la tasa de financiación anualizada actual alcanza un -5637%. ¿Qué significa esto? Supongamos que abres una posición corta de 10.000 USDT; tendrías que pagar unos 64 dólares en tasas de financiación cada hora, lo que suma aproximadamente 1.500 dólares diarios de coste de mantenimiento. Si la posición corta es de 50.000 USDT, el coste diario en tasas puede llegar a 7.500 dólares, y eso sin contar las ganancias o pérdidas por las fluctuaciones de precio.

La estructura del mercado también es bastante extrema:
- El volumen de liquidaciones de cortos recientemente ha superado los 10 millones de dólares, 2,6 veces el volumen de liquidaciones de largos
- En las tres principales plataformas, la proporción de posiciones cortas supera el 54%
- Los datos on-chain muestran que el indicador de sentimiento FOMO está en aumento y los flujos de capital son inusualmente activos

Desde el punto de vista técnico, el MACD está a punto de formar un cruce dorado, el RSI ronda el 39 (al borde de la zona de sobreventa) y la presión bajista a corto plazo parece estar disminuyendo.

Si se quiere participar, se puede considerar esta estrategia:
Entrar en posiciones largas de manera escalonada en la zona de 0,225-0,232, añadir tras la ruptura de 0,245, con objetivo en la zona de 0,255-0,288. Es fundamental establecer un stop loss; si cae por debajo de 0,205, hay que salir sin dudar. El control de la exposición es clave: se recomienda no superar el 15% del capital total.

En esencia, se trata de apostar contra la capacidad de los cortos para soportar el coste de mantenimiento de sus posiciones. Una tasa de financiación negativa tan alta consume los fondos de los cortos de forma continua y, en teoría, podría provocar una oleada de cierres forzados. Pero hay que ser conscientes: lo habitual es que el mercado no actúe de forma lógica, y cualquier estrategia puede dejar de funcionar.

Los datos hablan, pero el riesgo siempre está ahí.