En 2008, una persona misteriosa ( o un equipo?) lanzó un documento de menos de diez páginas, con un título muy sencillo: «Bitcoin: Sistema de efectivo electrónico punto a punto».

¿Para qué sirve esto? En pocas palabras: cómo permitir que extraños transfieran dinero directamente en línea, sin necesidad de pasar por bancos, Alipay u otras instituciones intermediarias. Suena muy futurista, ¿verdad? Pero en realidad, Satoshi Nakamoto logró hacerlo realidad.

El avance principal fue resolver el "problema del doble gasto" — en otras palabras, prevenir que la misma moneda digital sea utilizada varias veces. Piensa, ¿por qué fracasaron los proyectos de moneda digital anteriores? Porque se estancaron en este desafío técnico.

¿Y cómo funciona la red de Bitcoin?
Se basa en "mineros" distribuidos globalmente. Estos participantes usan equipos de alto rendimiento para resolver problemas matemáticos, verificar la legalidad de cada transacción, y luego registrar esa información en un libro de contabilidad público(, que ahora todos conocemos como la cadena de bloques). No trabajan en vano; los mineros que verifican con éxito pueden recibir los bitcoins recién acuñados junto con tarifas de transacción.

Para ser honestos, lo más impresionante de este mecanismo es: no necesita la aprobación de nadie, no depende de una empresa o gobierno, y todo el sistema puede funcionar por sí mismo. Todos esos molestas intermediaciones en las transferencias tradicionales — tarifas, retrasos en la llegada, congelamiento por revisión — se evitan completamente.

Han pasado más de diez años, y el impacto de ese documento ha ido mucho más allá de la mera moneda.