Otro acusado acaba de declararse culpable en lo que se perfila como uno de los casos de fraude cripto más complicados registrados hasta la fecha. El noveno acusado ha presentado una declaración de culpabilidad en relación con una elaborada operación de ingeniería social que drenó $263 millones de las víctimas.

Este esquema de gran alcance explotó tácticas de manipulación psicológica para obtener acceso a monederos digitales y cuentas en exchanges. Aunque los detalles sobre el papel específico de este acusado no se han revelado por completo, la declaración de culpabilidad supone otra fisura en lo que las autoridades han descrito como una red coordinada de estafadores.

La cifra de $263M sitúa este caso entre los mayores procesos judiciales por fraude relacionado con criptomonedas de los últimos años. Los ataques de ingeniería social —en los que los estafadores manipulan a las víctimas para que revelen información sensible en lugar de explotar vulnerabilidades técnicas— se han vuelto cada vez más sofisticados en el ámbito de los activos digitales.

Con nueve acusados ya declarados culpables, los fiscales parecen estar desmantelando poco a poco la operación desde dentro. Cada acuerdo de culpabilidad podría brindar a los investigadores ventajas para perseguir a los organizadores de mayor nivel o descubrir nuevos aspectos del esquema.

El caso es un recordatorio claro de que, en el mundo cripto, el eslabón más débil a menudo no es la tecnología en sí, sino el factor humano. Por muy seguro que sea tu almacenamiento en frío, una voz convincente al teléfono o un mensaje de phishing bien elaborado pueden seguir burlando todas esas salvaguardias.